Queda la sensación placentera
siempre de haberte enfrentado, de haberte medido con palabras cosidas con ideas
e ilusiones. De haberte recorrido con preguntas ávidas hacia tu inusual
esencia, de perturbarme entre tu mirada y tu sonrisa.
Quedan pensamientos hacia el
olvido con esperanzas de no serlo.
Queda tu aroma en mi recuerdo, y el recuerdo colmado de las mil maneras en las
que no te tuve.
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