
Habían salido a pasear un día de invierno, frío y lleno de sombras, la noche era cada vez
mas silenciosa y él después de estar toda la tarde barajando diferentes
palabras, se giro hacia su mujer y le dijo, no quiero que sigamos juntos, he
conocido a otra persona y quiero estar con ella.
Aquella noche cuando fueron a dormir ella le
dijo que lo amaba, y él apago la luz.
Vinieron días de llantos, de dolor, ese dolor
que uno siente cuando agota las esperanzas y el tiempo. Y ella empezó a
recordar los días vividos al lado de su hombre, las cosas que a ambos les
gustaban, las sonrisas y los besos, los abrazos, los paseos. Y con todo ello
tuvo una idea.
Le pidió que antes de separarse la dejara
llevarle a un nuevo lugar y juntos disfrutar de una cena, la última antes de
que él abandonase lo que había sido su hogar, que sería en una semana y que hasta
entonces no se marchara, después de esto se divorciarían y no se volverían a
ver, ella nunca le pediría nada, ni siquiera le buscaría. Aceptó sorprendido, y
guiado por el reflejo de un amor que había ido muriendo.
Al día siguiente ella fue al banco y saco
todos los ahorros que guardaba de hacía muchos años, con ellos se dirigió dos
calles más abajo del lugar donde siempre habìan vivido y desapareció.
Los días fueron pasando esa semana y cada uno
de ellos fue como si no hubiera ocurrido nada, continuó haciendo la vida normal,
le hacia el café por la mañana, veían la televisión juntos, parecía realmente que todo seguìa como siempre.
Y llego el último día, el día en el que debían
ir a cenar juntos. Le explicó que no necesitarían ir en coche, que lo harían
caminando, y se vistió de un modo espectacular, con un vestido de color vino
que realzaba su delgada figura, estaba hermosa y cuando él la vio se sorprendió,
realmente estaba linda y se había esforzado mucho en estar así para él.
Ella le tomó la mano y caminaron unos minutos
hasta que llegaron a un viejo restaurante al que hacía mucho no iban, al
llegar, estaba totalmente cambiado, y sobre los cristales de la fachada se leía:
“ esperanza”, él se sorprendió que en tan poco tiempo hubieran cambiado el nombre
del local y lo hubieran reformado. Entraron.
Al cruzar el umbral, casi de un modo instantáneo
él empezó a sentir una cantidad enorme de sensaciones agradables, melancólicas
y hermosas al mismo tiempo. Estaban solos, las paredes pintadas de su color
favorito, el azul, llenas de cuadros enmarcados en cristal y plata en donde aparecían
expuestas las fotos más emotivas de los momentos vividos juntos, la música de
Bach era la que más le gustaba, las sillas de Luis XV que guardaba en el garaje
para arreglarlas algún día, reformadas y perfectas, el suelo recitaba frases
escritas de consuelo y abrigo que siempre se habían dicho, el ambiente estaba perfumado
de su aroma favorito. Se sentaron en el centro de la sala, se miraron mientras
ella sonreía apenas, la sorpresa para él era tan grande que no sabía cómo reaccionar,
ligeramente toco la mano de ella mientras su rostro le decía: ¿y ahora qué?.
Un camarero apareciò desde la cocina y les diò las buenas noches, después de él
otros tres mas dejaron su mesa repartida de platos diversos, todos aquellos que
él adoraba, la sopa que le hacia feliz
tomar cuando se la preparaba ella, allí tenía todo lo que él podía desear.
El hombre no entendía bien lo que estaba
pasando, pero era un desfile de sensaciones agradables, de evocar una y otra
vez una vida maravillosa, apenas intercambiaron palabras en la cena, ella le
dijo de nuevo que lo amaba, alguna mano acarició la otra, y pasaron las horas
como segundos, como latidos. Se acercó a ella, sumergido en el calor que solo
es capaz de dar el amor, en la seguridad, en la eterna sensación de saber donde
quieres estar, de sentirte mejor que nunca.
Se había hecho muy tarde, en algún momento de
la noche el decidió levantarse, ponerse el abrigo, abrir la puerta de aquel
lugar y salir fuera dando varios pasos en el frio terrible de aquella noche,
pues de todas las noches de este mundo y por alguna razón desconocida aquella estaba siendo la más fría de todas. Pero
al mirar atrás y contemplar todo lo que se encontraba dentro de aquel lugar, regresó,
y creo recordar que no salieron de aquel lugar hasta la mañana siguiente, y lo
hicieron juntos, riendo como dos niños que salían a jugar cualquier mañana,
cualquier día.
"Dedicado a todos los que aman de verdad y son capaces de luchar por el amor "
"Dedicado a todos los que aman de verdad y son capaces de luchar por el amor "
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