Así me enteré que tú ya no estabas, y descreído de otras vidas se me tornó imposible volver a saber de ti, o al menos imaginarte eterno.
Aunque por instantes hechos de perversos golpes de tu imagen el recuerdo me abruma más allá de las lágrimas que pueda derramar, o de la última palabra que te di, cercana como un soplo.
Los dolores del alma se agotan en el tiempo con un goteo que apenas percibimos, incesante como una singular lluvia en nuestras heridas, el dolor de tu marcha se terminará en una nube de recuerdos de lo que juntos hicimos, de lo que cambiamos.Hoy solo soy un orador mudo ensayando un mismo discurso que nunca te diré, uno que te dice que fuiste tanto como lo que la vida puede ofrecer en sus mejores momentos. Que una parte que me conforma fue esculpida por los verbos que cruzamos en tardes de desengaños, que crecí por las hazañas en las que empleamos la parte de la vida donde la ilusión lo puede todo.
Adiós a la tierra, al cielo, al mar, al lugar donde te encuentres si todo tiene un después, adiós a tu compañía, adiós a la señora muerte, adiós a tus sueños cumplidos.
5 comentarios:
Es la noticia inesperada más terrible.
Aunque sepamos que la muerte camina a nuestro lado.
Que es la compañera más paciente o traicionera.
Saludos
La muerte lleva implícita el desengaño. Cualquier tipo de muerte.
Un abrazo
La muerte no siempre trae consigo malos ratos...
Bela forma de ver a morte, retrata em teu texto.
Um abraço!
Que díficil de escribir sobre el fín, sobre lo único en nuestras vidas que no tiene solución.
Sumamente emotivo.
Cariños!
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